Hace algunos años, gracias a los datos aportados por un
sobreviviente del Holocausto, se recuperó mucha información personal del reichfürer Heinrich Himmler, jefe de la SS.
![]() |
Heinrich Himmler |
Entre los datos estaban las
microfilmaciones de las misivas que este envió a su esposa Margarethe entre
1927 y 1945, como en los archivos alemanes ya estaban las cartas originales que
envió Marga, la correspondencia completa se convirtió en una fuente de enorme
valor para los investigadores.
A partir de 2011 la historiadora Katrin Himmler comienza la
publicación de libros que unen el profundo estudio de los documentos archivados
con los recuerdos familiares, es que Katrin es la nieta de Ernst Himmler, “Ernstie”
el hermanito del, una vez todopoderoso, Heinrich.
Por esas cosas de la vida, el destino, el karma o como
quieran llamarlo, Katrin se graduó en ciencias políticas y se casó con un caballero
judío, descendiente de sobrevivientes del gheto de Varsovia. Tal vez ese sea el
motivo por el que su tía Gudrum jamás contestó sus intentos de comunicarse.
![]() |
Katrin Himmler |
He oído a Katrin en un reportaje de La Rosa de los Vientos,
un programa de radio de la cadena española Onda Cero.
Escuché a una mujer sensible, inteligente y valiente que más
allá de lo publicado, dejó sensaciones personales palpables, la desazón al
comprobar que toda su familia había sido nazi convencida, incluso su amada
abuela que en la posguerra se había ganado la vida como costurera y que su
abuelo había “chapeado” con el apellido para ascender en las SS y conseguir
beneficios personales.
Katrin cuenta que los alemanes aún no han aprendido de su historia
porque para eso es necesario hablar, tratar de comprenderla y durante décadas
nadie era capaz de tocar el tema del pasado nazi, recién ahora las generaciones
jóvenes se atreven a preguntar (claro que ya quedan pocos capaces de responder,
agrego yo).
Pero me alarmó la
siguiente afirmación “En 1927 Marga y Heinrich Himmler eran personas normales,
corrientes, hasta banales. Lo único que sobresalía era el desprecio hacia
quienes pensaban distinto”.
El desprecio hacia quienes piensan (y votan) distinto es
moneda corriente en la sociedad argentina de hoy, lo manifiestan personas
comunes, corrientes, incluso bienintencionadas. Pero ojo porque están a dos
clics de un camino sin retorno.