jueves, 27 de agosto de 2015

Los Himmler (una familia muy normal)



Hace algunos años, gracias a los datos aportados por un sobreviviente del Holocausto, se recuperó mucha información personal del reichfürer Heinrich Himmler, jefe de la SS.  
Heinrich Himmler

Entre los datos estaban las microfilmaciones de las misivas que este envió a su esposa Margarethe entre 1927 y 1945, como en los archivos alemanes ya estaban las cartas originales que envió Marga, la correspondencia completa se convirtió en una fuente de enorme valor para los investigadores.

A partir de 2011 la historiadora Katrin Himmler comienza la publicación de libros que unen el profundo estudio de los documentos archivados con los recuerdos familiares, es que Katrin es la nieta de Ernst Himmler, “Ernstie” el hermanito del, una vez todopoderoso, Heinrich.

Por esas cosas de la vida, el destino, el karma o como quieran llamarlo, Katrin se graduó en  ciencias políticas y se casó con un caballero judío, descendiente de sobrevivientes del gheto de Varsovia. Tal vez ese sea el motivo por el que su tía Gudrum jamás contestó sus intentos de comunicarse.

Katrin Himmler
He oído a Katrin en un reportaje de La Rosa de los Vientos, un programa de radio de la cadena española Onda Cero.

Escuché a una mujer sensible, inteligente y valiente que más allá de lo publicado, dejó sensaciones personales palpables, la desazón al comprobar que toda su familia había sido nazi convencida, incluso su amada abuela que en la posguerra se había ganado la vida como costurera y que su abuelo había “chapeado” con el apellido para ascender en las SS y conseguir beneficios personales.

Katrin cuenta que los alemanes aún no han aprendido de su historia porque para eso es necesario hablar, tratar de comprenderla y durante décadas nadie era capaz de tocar el tema del pasado nazi, recién ahora las generaciones jóvenes se atreven a preguntar (claro que ya quedan pocos capaces de responder, agrego yo).

Pero me alarmó  la siguiente afirmación “En 1927 Marga y Heinrich Himmler eran personas normales, corrientes, hasta banales. Lo único que sobresalía era el desprecio hacia quienes pensaban distinto”.



El desprecio hacia quienes piensan (y votan) distinto es moneda corriente en la sociedad argentina de hoy, lo manifiestan personas comunes, corrientes, incluso bienintencionadas. Pero ojo porque están a dos clics de un camino sin retorno.

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