domingo, 13 de septiembre de 2015

Los refugiados y las caras de Occidente



Hace algunos días todos fuimos golpeados en nuestra humanidad por la imagen de Aylan, el nenito sirio muerto en las playas de Grecia.


Eso desató una ola de conmiseración e indignación internacional que nos llevó a “descubrir” el drama de quienes huyen de la guerra.

La verdad es que nada es novedad, hace meses que Líbano y Jordania piden ayuda desesperadamente, ya que sus campos de refugiados están desbordados. Solo cuando la muerte y la miseria llegan a Europa parecen dignas de ser “presentadas” por los medios masivos.

Hungría, por su parte, tiene una larga tradición xenofóbica y racista ligada a la ultraderecha nacionalista. Peleó la guerra del lado de los nazis, pero como quedó del otro lado de la “cortina de hierro” nadie le prestó atención, hasta ahora.

Sin embargo cuando uno busca el origen del drama de los migrantes sirios, iraquíes o kurdos las flechas apuntan hacia el Estado Islámico del que poco se sabe más allá de sus publicitadas ejecuciones.

El Estado islámico es el resultado de las políticas de occidente después del 11s.

Colin Powell
Cuando, en febrero de 2003, Colin Powell justifica mediáticamente la invasión a Irak, exhibe a Abu Musab al Zarqawi como un “superterrorista”, el jefe de Al Qaeda en Irak, “el hombre” de Saddam Hussein (y así lo presentan, por ej. en Wikipedia). La realidad era mucho más modesta, Al Zarqaui comandaba un grupo terrorista marginal, sin recursos ni relación con el régimen de Saddam. Pero cuando el Secretario Powell lo eleva de categoría, le otorga un halo mítico y esa mitología que lo convierte en “el gran  enemigo” de Estados Unidos es lo le que permite a Zarqawi recibir una financiación que hasta entonces no soñaba. Con esa base económica nace lo que (luego de varios cambios de nombre) sería el Estado Islámico.


Musab al-Zarqawi
El actual líder del E.I. Abu Bakr al-Baghdadi comprende como pocos publicistas occidentales la importancia de la creación de una mitología (como George Lucas, agregaría). A pesar de que aparecen como apegados a métodos medievales la conformación del ISIS es posmoderna.

Bakr al-Baghdadi


Todo lo que hoy sabemos o creemos saber del Estado Islámico proviene del mismo ISIS o de sus enemigos, es decir, accedemos solo a la información que ellos quieren que poseamos.

El ISIS  utilizó  el dinero que Occidente destinó a combatir al régimen de Bashir al- Asad para constituirse en un nuevo Estado en la región, mientras  Europa y Estados Unidos continúan financiando sin ningún control la provisión de armas a grupos que no sabemos cómo puedan alinearse el día de mañana, quizás utilicen esas armas para crear sus propios Estados. Es la misma historia de los mujaidines en Afganistán.

La existencia de un Estado terrorista es una circunstancia inédita a la que Occidente no sabe cómo enfrentarse. EEUU recurre a escalar una nueva guerra fría, pero este no es el mundo bipolar de posguerra, este mundo es multipolar, parecido al del siglo XIX.

En las afueras de Tikrit tenemos drones norteamericanos, fuerzas de las milicias chiita y el ejército de Irak coordinados por oficiales iraníes con  contingentes de su Guardia Revolucionaria, aunque oficialmente EEUU e Irán no se dirijan la palabra. Es la política surrealista que en el fondo refleja un cambio de los equilibrios de poder que Occidente no llega a asimilar. 

Mientras tanto la economía del Estado Islámico se fortalece día a día, con la venta en el mercado negro de petróleo y reliquias arqueológicas, bienes consumidos por occidentales.

Es momento de aclarar que estos conceptos (todo lo que está en cursiva) le pertenecen a una figura de nivel mundial, la Sra. Loretta Napoleoni, economista, periodista, escritora y analista política italiana, especialista en financiación del terrorismo y lavado de dinero, temas en los cuales asesora a gobiernos y organizaciones internacionales. Formada en la Universidad Johns Hopkins y la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres.

jueves, 27 de agosto de 2015

Los Himmler (una familia muy normal)



Hace algunos años, gracias a los datos aportados por un sobreviviente del Holocausto, se recuperó mucha información personal del reichfürer Heinrich Himmler, jefe de la SS.  
Heinrich Himmler

Entre los datos estaban las microfilmaciones de las misivas que este envió a su esposa Margarethe entre 1927 y 1945, como en los archivos alemanes ya estaban las cartas originales que envió Marga, la correspondencia completa se convirtió en una fuente de enorme valor para los investigadores.

A partir de 2011 la historiadora Katrin Himmler comienza la publicación de libros que unen el profundo estudio de los documentos archivados con los recuerdos familiares, es que Katrin es la nieta de Ernst Himmler, “Ernstie” el hermanito del, una vez todopoderoso, Heinrich.

Por esas cosas de la vida, el destino, el karma o como quieran llamarlo, Katrin se graduó en  ciencias políticas y se casó con un caballero judío, descendiente de sobrevivientes del gheto de Varsovia. Tal vez ese sea el motivo por el que su tía Gudrum jamás contestó sus intentos de comunicarse.

Katrin Himmler
He oído a Katrin en un reportaje de La Rosa de los Vientos, un programa de radio de la cadena española Onda Cero.

Escuché a una mujer sensible, inteligente y valiente que más allá de lo publicado, dejó sensaciones personales palpables, la desazón al comprobar que toda su familia había sido nazi convencida, incluso su amada abuela que en la posguerra se había ganado la vida como costurera y que su abuelo había “chapeado” con el apellido para ascender en las SS y conseguir beneficios personales.

Katrin cuenta que los alemanes aún no han aprendido de su historia porque para eso es necesario hablar, tratar de comprenderla y durante décadas nadie era capaz de tocar el tema del pasado nazi, recién ahora las generaciones jóvenes se atreven a preguntar (claro que ya quedan pocos capaces de responder, agrego yo).

Pero me alarmó  la siguiente afirmación “En 1927 Marga y Heinrich Himmler eran personas normales, corrientes, hasta banales. Lo único que sobresalía era el desprecio hacia quienes pensaban distinto”.



El desprecio hacia quienes piensan (y votan) distinto es moneda corriente en la sociedad argentina de hoy, lo manifiestan personas comunes, corrientes, incluso bienintencionadas. Pero ojo porque están a dos clics de un camino sin retorno.