El término evoca personajes con túnicas blancas y soldados con falditas y yelmo (al mejor estilo Brad Pitt en Troya).
Esa “instantanea” de una civilización nos coloca en Atenas en el s.V AC (la guerra de Troya fue 500 años antes), lo que se llamó el siglo de Pericles, según nos enseñaron en la escuela.
La aritmética, la geometría, el álgebra, la física, eran parte de la filosofía y le deben principios básicos a tipos como Pitágoras, Euclides y Arquímedes, por nombrar a los más conocidos (pero también estaban Heron, Ptolomeo y otros “nenes” de cuidado). Fijensé que los “famosos”.lo son en cuanto nos ha tocado “sufrirlos” en el colegio.
Pero piensen en lo asombroso que resulta que gente que se iluminaba con antorchas y no tenía mucho más que lo que pudieran construir con madera, piedra, cuero, tela y 6 o 7 metales, hayan descubierto que: “el cuadrado de la hipotenusa…” o que “todo cuerpo sumergido en el agua desplaza un volumen…”.
Me emociona imaginar un tipo sentado en una piedra, rayando la arena con un palito, estoy seguro que la gente de Mileto (en la actual Turquía, creo) pasaba diciendo: “je, ahí esta el vago ése haciendo boludeces. ¡Andá a trabajar Thales!” y mientras los pescadores contaban las anchoas, el tipo descubría la proporcionalidad de los segmentos de paralelas cortadas por secantes y las propiedades de loa ángulos alternos internos, por decir algo…
Pero Eratóstenes ya tenía experiencia jugando con la sombras, aunque aquello fue más fácil, el faraón (que tampoco tenía mucho que hacer) le había apostado no-se-sabe-que a que no era capaz de medir la altura de la gran pirámide sin tocarla (los egipcios, por supuesto, no solo conocían la altura de las pirámides, conocían el teorema de Pitágoras antes que Pitágoras). Bueno el asunto es que el muchacho uso su método favorito, clavo un palo en la arena, sabiendo cuanto mide el poste midió la sombra, luego midió la sombra de la pirámide y, simplemente aplicó regla de tres.
nal que ocupa parte del predio, eran nuestro patio de juegos. En aquella época los caminos y canteros estaban sembrados de divinidades griegas, como describe Sábato en “Sobre Héroes y Tumbas”, y habiéndome desencontrado con mis amigos iba saliendo cuando ví que una pareja, muy joven y muy humilde (ella era apenas mayor que yo)se santiguaba y se arrodillaba a rezar ante una estatua de Palas Atenea. Fui hacia ellos para explicarles que no era la Virgen, que no debían arrodillarse, que se trataba de una antigua diosa de la sabiduría y los ejércitos. Cuando llegué me di cuenta que traían un bebé y no hacía falta ser médico para darse cuenta de que estaba muy enfermo. Así que no les dije nada, solo deseé que Minerva (el nombre romano de Atenea), la Virgen María, o quien fuera les diera una mano.
Con los años aprendí que los íconos religiosos son importantes pero no tanto como los íconos de Windows, porque la fe puede mantenerse y manifestarse sin imágenes. Me di cuenta que el Dios de barba blanca sentado en una nube, de los libros de catecismo era una representación modificada (vestida) del Zeus olímpico, que la maternidad de una virgen y la resurrección de un rey-mesías formaban parte, también, de otras creencias y aprendí una palabra nueva (para mi) sincretismo.
Es difícil saber en qué creían los griegos realmente, de algunos escritos se desprende un cierto monoteísmo, la confianza en una voluntad superior o la duda. Respetaban las imágenes de su panteón pero no eran fundamentalistas, no interpretaban literalmente los mitos y no esperaban ver a Hermes o Artemisa en persona. Los mitos servían para educar, eran como alegorías didácticas que transmitían valores que consideraban básicos en aquella sociedad, así no es casual que la Justicia sea hermana de la Memoria, ni que la Venganza sea hija de la Noche.
Hay algunos puntos de la civilización griega que causarían rechazo a nuestra cosmovisión occidental del s.XXI, uno es el sistema económico basado en el trabajo esclavo y otro la discriminación a que estaba sujeta la mujer. Una mujer no recibía educación formal, no se le enseñaba siquiera a leer y escribir, no importaba su condición social, la esposa de Pericles podía ser tan analfabeta como una esclava (en la práctica nada podía impedir que cada una aprendiera por su cuenta), les estaba vedado el ejercicio de la ciudadanía y limitada la propiedad, además las esposas no podían acompañar a sus maridos a reuniones políticas, eventos deportivos, ni banquetes. Para esto último estaban las hetairas, las hetairas eran “damas de compañía” en el sentido más amplio del término, no solo eran prostitutas de lujo eran “amigas del alma” como las califica un escritor (las simples rameras eran llamadas ªpailakas” o algo parecido).
Las hetairas se reclutaban por su belleza y recibían una educación comparable a la de un varón de buena familia. No solo sabían leer y escribir, se les enseñaba matemáticas, filosofía, política, retórica, música y danza. Si una hetaira griega viera a nuestras “divas” por tv, sentiría mucha vergüenza ajena.
La actitud misógina y machista de los griegos encontró luego refugio en la iglesia cristiana y, según algunas amigas se mantiene en Grecia y sus colonias, la costa de Turquía y el Sur de Italia. Pero vuelvo a las chicas de la antigüedad.
No recuerdo que pensador definió: “las hetairas están para darnos placer, las concubinas para los quehaceres diarios y las esposas para engendrar hijos legítimos”. Como se ve, una joyita.
El asunto es que allá por fines del s –IV y comienzos del –III, brillaba una hetaira llamada Friné, la muchacha había nacido en Beocia y los griegos hacían sobre los beocios los mismos chistes que hoy hacemos sobre los gallegos, sin embargo Friné pasaba por ser la mujer más hermosa de su tiempo, se la comparaba con Helena de Troya y además era inteligente, una mezcla explosiva en cualquier época.
Friné era amante del escultor Praxiteles (no sabemos si era “gato” o novio) y este muchacho estaba esculpiendo una estatua de Afrodita, la diosa del amor, usando a Friné de modelo (parece que la estatua era para la propia hetaira) lo que estaba, como dijimos, expresamente prohibido. Un estomago resfriado (que nunca falta) denunció a la pareja de herejes y debieron compadecer ante el tribunal de Atenas. Praxiteles contrató al mejor orador disponible, pero el delito estaba probado, entonces Friné pidió declarar, pasó al centro de la sala, simplemente dejó caer su ropa y se paseo desnuda frente a los jueces.
Mientras se secaban la baba, los jueces coincidieron unánimemente en hacer una excepción, porque Friné había exhibido los méritos suficientes para encarnar a Afrodita (Venus) sin faltarle el respeto. Le dijeron: “Bueno…esta vez pasa. Pero que no vuelva a suceder, eh” y la mandaron pa’las casas.
Cierta vez un imbécil incendió la biblioteca de Atenas, cuando lo llevaron a juicio declaró que lo había hecho para pasar a la historia, quería que su nombre fuera recordado por cualquier motivo. Al sujeto se lo condenó al destierro y al olvido, su nombre fue borrado de todos los registros oficiales y quedó prohibido mencionarlo.
Cinis en griego significa perro (de allí el latín canis=can), a los filósofos cínicos, como Diógenes, se los llamaba así porque hacían en la calle todo lo que los perros hacen en la calle, remarco TODO. El cínico era un movimiento “contracultural”, “antistablishment”, sin embargo a nadie en Atenas se le hubiera ocurrido encarcelar a alguien porque tenía relaciones sexuales en la vía pública, menos aún si esa forma de vida era parte de una filosofía.
En las competencias deportivas los atletas competían desnudos (lo que hubiera generado problemas con los “sponsors”).
Como dijimos, las mujeres tenían vedada la asistencia a las justas deportivas, pero no era por la demostración de hermosos cuerpos viriles, sino para evitar preguntas como: ¿Por qué tira la jabalina tan lejos y no le pega a nadie? ¿cuándo es gol? O comentarios del tipo “mirálo a Hércules, yo lo imaginaba con los pies más grandes…”
Los juegos olímpicos eran tan importantes que el tiempo se medía en olimpíadas (el período entre un juego y otro). Así se decía que fulano había nacido en el año 3 de la olimpíada 69. Los juegos que se realizaban al pie del Monte Olimpo eran los más importantes, y estaban dedicados a Zeus, pero no eran los únicos, estaban los juegos Píticos, los juegos Itsmicos y los juegos Nemeos, todos en lugares sagrados y dedicados a alguna divinidad.
Según los historiadores el primer juego olímpico de registra en el 776 AC, en el 300 y algo un emperador romano-cristiano los prohibió como demostración de su piedad y sabiduría, pero parece que no le dieron bola y siguieron otros 50 años. Durante esos 1000 y algo de años fueron cambiando, se agregaron disciplinas, se modificaron algunos reglamentos y hasta compitieron mujeres. Pero algo permaneció, cada 4 años el mundo griego se detenía, Olimpia se llenaba de turistas, aumentaba el precio de los hospedajes y del alquiler de carpas y los vendedores ambulantes de toda la Hélade se reunía para ofrece sus productos, desde agua hasta sandalias, cerámicas y medallones recordativos. Irremediablemente la religiosidad se fue perdiendo e imagino que la ofrenda a Zeus terminó por convertirse en un tramite de rutina antes de lo que todos querían ver, las competencias. Sin embargo en Olimpia jamás se prendió una antorcha simbólica, la únicas que se encendían servían para ver qué se comía o con quien se acostaba uno. Seguramente en algún otro juego o santuario cercano se encendiera una llama en homenaje a Hera, esposa de Zeus, madre de dioses y reminiscencia de la antigua diosa-madre-tierra. Ese asunto de la antorcha llevada por un atleta a inaugurar los juegos con un fuego sagrado es un invento de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler (o de una directora de cine que trabajaba para él), con ocasión de los juegos de Berlín 1936, y no solo representa un truco publicitario sino que puede tomarse como una metáfora de la permanencia de la raza superior.
Suele repetirse por ahí que Los Juegos conllevaban una tregua en las guerras. Pero esto no era así, lo que había era un consenso general para la libertad de tránsito de quienes debían participar en los juegos, incluso si el atleta vivía en una ciudad sitiada debía recibir un salvoconducto para llegar a Olimpia.
Los ganadores olímpicos eran considerados héroes, verdaderos Aquiles contemporáneos y aunque no recibían más premio que la corona de olivo, solían volverse ricos, por la generosidad de los gobernantes (el atleta daba renombre a la ciudad), por los regalos de los admiradores y además porque era contratado para competir, asistir a eventos, cenar o participar de simpáticas orgías con personajes poderosos.
Vieron que dije corona de olivo, tal vez pensaron en un error, pero no. El premio para los vencedores de competencias deportivas era una corona de olivo, tal como se cansaron de repetir los anunciadores en Atenas 2004 ante la sordera de nuestros periodistas que se lo pasaron gritando acerca de los laureles de Ginobili y cia. Lo que pasaba es que además de competencias deportivas los juegos incluían concursos artísticos, para los artistas la corona sí era de laureles.
Acabo de leer en una web de cultura clásica que los personajes de Las Nubes de Aristofanes son un pobre campesino ático (de Atenas) y su hijo. Lo que me confirma que algunos críticos y profesores no han leído jamás las obras cuyas críticas firman, o cuya lectura recomiendan (lo que ha pasado con Dan Brown, el autor del Código Da Vinci, da risa, pero es tema para otro momento). Los personajes de Las Nubes son los 3 miembros de una familia padre, madre, hijo. El padre es un rico comerciante en telas que cada amanecer marcha al Pireo (el puerto de Atenas) a vigilar su negocio, el hijo es un atorrante, mujeriego, borrachin y jugador que pierde fortunas en las carreras de caballos y duerme hasta las 4 de la tarde, la madre es una señora sobreprotectora de su “bebe” al que justifica y defiende, en definitiva un tema que tiene vigencia hoy igual que hace 2500 años, la diferencia es que en la obra aparece Sócrates sentado en una nube, perorando de asuntos sin sentido para la gente.
Yendo al drama y al más grande dramaturgo, el tema preferido por Sófocles es uno muy apreciado por los griegos, como dice el tango “contra el destino nadie la talla…” esa inexorabilidad del destino es omnipresente en el pensamiento griego y creo que Edipo Rey es su máximo exponente.
“Todo el mundo” conoce la historia de Edipo y del complejo del cual es absolutamente inocente, pero la voy a repetir igual:
En la ciudad-estado de Tebas (de Grecia, no confundir con Tebas de Egipto, jaja) el rey Layo se ha casado con la muy joven y bella
-pasamo nosotro que vamo’ con el reinaldo
- yo soy príncipe y llegué primero –
- que vas a ser príncipe vo´ con esa facha de ratón, igual que tu vieja –
- ¡con mi vieja no te metas!-
- yo me meto con tu vieja y con la c… de tu hermana también!
- ¿vos querés que te rompa la trompa?
(hay que tener en cuenta que esta gente eran nobles de ciudades pobres en la edad del bronce).
Podrido del asunto, el personaje baja de la litera espada en mano y arremete, con tan mala suerte que Edipo lo ensarta como churrasco de croto.
Me parece que el viejo iba a buscar ayuda para luchar con la esfinge, un monstruo mitológico con cuerpo de león y cabezota humana que exigía tributo y se manducaba a los ciudadanos de Tebas. En ese camino Edipo encuentra al bicho que le hace una adivinanza, si adivinabas te dejaba pasar, caso contrario te engullía.
- ¿cuál es el animal que camina en 4 patas al alba, en 2 durante el día y en 3 al atardecer?
- El hombre, porque gatea de bebé, camina sobre sus piernas buena parte de su vida y en la vejez se ayuda con un bastón.
La esfinge furiosa se lanza al vacío, no está claro si para suicidarse o tratando de atacar a Edipo, lo cierto es que este se transforma en héroe y como salvador de la ciudad se hace acreedor a la mano de la reina viuda que (por lo menos en la película de Pasolini) estaba buenísima. (Como verán en el afiche, en España subtitularon la película como El hijo de la fortuna, un papelón. Como subtitular a Hamlet: El Principe enloquecido y medio puto de Dinamarca que ve fantasmas.). el asunto es que
Cualquier aprendiz de modelo habla de “filosofía de vida” para decir que come lechuga y va al gimnasio 4 veces por semana, los técnicos de fútbol hablan de “su” filosofía para justificar lo mal que marcan sus muchachos o para colgar 9 monos del travesaño, cuando el granizo te rompe el auto, el techo y las plantas nunca falta alguien que diga: - Hay que tomarlo con filosofía, como si la filosofía fuera resignación. Por supuesto nada de todo eso es filosofía, aunque el ejercicio, la comida frugal, el método de trabajo y la resignación bien pueden formar parte de una corriente filosófica. La filosofía es un modo de tratar de entender el mundo, la realidad o algo parecido. Se trata de pensar sobre las cosas. La filosofía aparece en los momentos de crisis cuando uno comienza a preguntarse cosas que normalmente no se preguntaría.
En primer año tenía Introducción a la Filosofía, el titular era el Dr. Carpio, Carpio no solo fue el autor del texto de la cátedra, era una eminencia en el ámbito, daba conferencias por todo el mundo y además representaba un personaje muy querible, pero era también un bacán, sus clases se dictaban a las 4 de la tarde, cuando los que laburabamos no podíamos asistir. Así que muchos nos anotamos con el ayudante de los sábados a la mañana. El tipo, cuyo nombre me reservaré, había sido compañero de Carpio, sin embargo su carrera fue opaca y se rumoreaba que la ayudantía era un favor de su amigo porque “andaba tirado”. Según una profesora de literatura el hombre llevaba “todos los vicios tatuados en el rostro”. En sus clases se limitaba a repetir de memoria el texto del libro, así que a la cuarta clase había perdido al 50% de los alumnos. Una mañana no llegó y superada la espera reglamentaria se fueron casi todos, solo quedamos un puñado intercambiando apuntes y tomando notas perdidas durante la semana. Y “redepente” (como decía la gran Niní) llegó el profe, a quien llamaré Dante porque se me antoja, traía un brazo enyesado y el otro abrazando el maletín, unas ojeras alfonsínicas y el abrigo sobre los hombros. Según la versión oficial el hombre había sufrido un accidente doméstico, a nosotros nos parecía más poético echar a correr el rumor de que el viejo catedrático de filosofía (que mantenía la actitud de un prisionero obligado a darnos clase) había caído borracho por la escalera de algún cabaret sumergido en el centro de nuestra Babilonia.
Como decía, el hombre llegó con el sobretodo como capa, nos miró a los 8 o 10 que quedábamos y enunció (con la grandilocuencia de quien comunica oficialmente una mala nueva) “El búho de Minerva levanta las alas al atardecer” debo reconocer que mi primer (e irrespetuoso) pensamiento fue: …y mi tía tiene un loro que canta la marcha peronista.
Por suerte Dante prosiguió: el búho en cuanto atributo de la diosa representa la sabiduría. Levanta las alas al atardecer porque la sabiduría llega tarde, el búho despliega sus alas al atardecer de la vida, al atardecer de la civilización. Antes de ese momento el hombre no se ha cuestionado porque ha tenido algo en que creer, y mientras el hombre tiene algo en que creer no se hace preguntas, simplemente cree. Cree en una idea, en una ideología, en una religión, en la política, en una superstición, en un amor… pero cuando no hay en que creer llegan las preguntas, con la sabiduría, con el ocaso…desarrolló esta idea un poco más, hasta el umbral del enfrentamiento entre la ciencia y la fe, en 10 minutos, habló con pasión de las sociedades de Roma y de la antigua China replanteándose su organización demasiado tarde (por haber creído en la intrínseca grandeza de la superior civilización representada por un imperio que ya no existía), y del desengaño individual, de la desesperación, de la noche, de la soledad, luego abrazó su maletín, saludó y se fue. Nos miramos asombrados, fue, sin duda una de los mejores discursos que he escuchado. El día que el profe se apartó de los textos y se ganó un cacho de admiración. A la clase siguiente volvió a la normalidad y en algunas semanas la cátedra se quedó sin alumnos.
Volvimos a los momentos límites como origen de la filosofía, como expone Carpio en su libro, para hablar un poco de los filósofos griegos. Al final de las 586 páginas de letra apretada de la “Historia de la Filosofía Griega” de Wilhelm Capelle (en realidad la traducción del tomo IV de Geschichte der Philosophie) hay 339 entradas en el índice de nombres propios un tercio de ellas corresponden a filósofos surgidos en 10 siglos de pensamiento griego. No pretenderán las siguientes líneas ser una clase, ni siquiera una aproximación, será como jugar al francotirador para contar lo que tengo ganas de contar.
Desconozco la fuente original de esta anécdota, está contada en muchos lugares con pequeñas variantes según las simpatías del narrador por el maestro o el alumno (fíjense que quien declara en segundo lugar parece más cerca del triunfo), tampoco conozco la decisión de la corte, aunque difícilmente los jueces se dejaran distraer del hecho de que había una tarea cumplida y una remuneración acordada, si la forma convenida de pago no resultaba aplicable, había que buscar otra. Por algo se llama sofisma a la argumentación que defiende una mentira.
Para desconcierto de un ex presidente que afirmó leer sus obras, Sócrates jamás escribió una línea, pero por ahí lo hizo a propósito, para hacer quedar mal a Carlos. Seguramente como parte de un plan ejecutado desde el gobierno… de Pericles de Atenas.
Imaginen los habitantes de una caverna con el ingreso parcialmente tapiado. La gente de la caverna está sentada mirando la pared del fondo, de espaldas a la entrada. La vida se mueve afuera, las sombras van y vienen, y esas sombras deformadas se proyectan en la pared, ocasionalmente alguien conversa a la entrada de la gruta y entre las sombras uno casi puede adivinar los gestos. Los cavernarios construyen su idea del mundo a partir de las sombras proyectadas, elaboran teorías, explicaciones, organizan su sociedad, su educación y su ciencia en base a su conocimiento de la realidad. ¿Ok?
Bueno, Platón dice que los habitantes de la caverna somos nosotros, que nuestra percepción de la realidad es esa, parcial, deformada y de tercera mano y a pesar de todo construimos sobre ella nuestro mundo y dictaminamos lo que es, o no, verdad.
Otro individuo interesante era Parménides, la obsesión de este hombre era la Ontología, es decir el problema del ser, nada menos. El tipo había nacido en Elea, colonia griega del sur de Italia y postuló algo muy sencillo: “todo lo que es y puede ser, es El Ente. Lo que no, es el No Ente” a partir de ahí la cosa se complica miremos un cacho el No Ente.
Para facilitarnos el asunto lo asimilaremos a “la nada”, ¿cómo imagina ud. La Nada? Después de algunos segundos podrá postular, satisfecho, que imagina la nada como el espacio sideral vacío, la ausencia de luz es oscuridad, la ausencia de cualquier fuente de calor lleva al frío absoluto (para nos. -273º C) lo mejor (o peor) que uno puede pensar como la nada es ese vacío negro, helado, silencioso, interminable. ¿Ok?
No!! dirá el tano enojado, esa nada está llena de cosas, hay frio, hay oscuridad, hay silencio, hay tiempo y sobre todo hay muchísimo espacio. La nada es NADA, pero NADA de NADA ¿puede imaginarla?.
No se haga problemas, nadie puede, dice Parménides y “lo que no puede imaginarse no puede existir” solo lo imaginable existe, por lo tanto la Nada no existe. ¿quiere más pruebas? Ya que la Nada no puede originar nada, ni siquiera Nada, la Nada debería provenir del Ente, pero siendo el Ente Algo no puede generar Nada.
La única posibilidad es que la Nada sea, es que venga de “lo que es” o de “lo que no es” y si no viene de ninguno de los dos no existe. ¿Siguen alli? ¿y sus neuronas?
Por supuesto todo es más largo, elaborado y complejo, si quieren saber como sigue, agarren un libro serio, hay ediciones en griego antiguo, con comentarios en latín copiadas por árabes, ja.
Una última cosa de Parménides, el tipo decía que el Ente es inmutable, no quería decir que no cambiaba, el cambio del mundo es evidente, sino que la matería no podía crearse ni transformase en Nada. Dicho en nuestras palabras: “La masa del universo es constante”
Zenón tenía nombre de gaucho, era discípulo de Parménides y también era paisano de Elea, más cerca de Catania que de de Las Totoras. El muchacho era brillante, pero tenía algunos problemas de adaptación, se la pasaba diciendo que si Aquiles (o la liebre) le daba ventaja a la tortuga no la iba a alcanzar nunca o que las flechas no se mueven porque ocupan siempre el mismo espacio y cosas por el estilo.
Veamos un ejemplo burdo (como todos los míos); Supongamos que tengo que ir al banco que está a 2 cuadras (llamo a este segmento A-B), antes tengo que pasar por la esquina (segmento A-C) y antes por mitad de cuadra (segmento A-D), antes aún por el quiosquito que está a 4 casas (A-E) y así hasta el infinito. En cada segmento hay una cantidad infinita de puntos, por lo tanto puedo dividirlo en una cantidad infinita de segmentos (¿estamos todos de acuerdo?). Bien . Para moverme de un segmento a otro necesito una cantidad de tiempo, por pequeño que sea el segmento requerirá una cantidad, aunque sea ínfima, de tiempo. Pero dado que los segmentos son infinitos, necesitaré una cantidad infinita de tiempo para moverme hacia cualquier lado. Por lo tanto el movimiento es imposible. Dijo Zenón y salió con paso de murga a comerse unas uvas.
¿qué pasó? Releanlo. Encontrar el “error” de Zenón no es tan difícil.
Contemporáneo de Parménides fue Heráclito de Éfeso (este turco es, para mi, el cuarto Beatle). En esa zona del Mediterráneo, suele cambiar hasta el paisaje por volcanes y terremotos, cambiaba el suelo, el mar, las plantas, los animales, la gente, la vida moría y la muerte generaba vida. Al igual que cualquier borracho de bodegón dijo. Todo cambia… pero agregó “lo único constante es el cambio” y “No nos bañamos dos veces en el mismo río”. Porque la segunda vez el río no es el mismo, aunque pase por el mismo lugar (o casi), porque el agua no es la misma, la arena del fondo se ha movido y hasta las piedras que te pinchan las patas han venido, provisoriamente a ocupar ese lugar. Pero además nosotros tampoco somos los mismos, no solo porque nos ha crecido el pelo, las uñas y hemos reemplazado algunos millones de células aquí y allá. Nosotros no somos los mismos porque nos han pasado cosas, experiencias que insignificantes o serias algo han cambiado en nosotros.
Parafraseando a Heráclito escribí una vez “No nos reflejamos dos veces en los mismos ojos” me pareció mucho más poética que la versión de un amigo “No nos limpiamos dos veces el mismo culo”.
A quien lea esto quiero pedirle un favor, la próxima vez que escuchen a Debora del Corral hablar de su “filosofía” de juntar animalitos o a Menotti de su “filosofía” de mirar el arco de enfrente o a cualquiera hablando de sus asuntos (iba a decir giladas) como si fuera filosofía, háganle así con los dedos, no así no, así… y recuerden las cosas de las que hablaban estos tipos hace 25 siglos.
Algunos asuntos sagrados
Todos quienes leen esto seguramente conocen del panteón griego más de lo que creen, allí en la cima del muy real Monte Olimpo (2918 m, un granito en nuestra cordillera) habitan la mayoría de los dioses.
Kronos (Saturno) era el Titán padre de Zeus que habitaba el Olimpo antes de la época de los dioses, Zeus encabezó una rebelión de la que participaron sus hermanos Hades-Plutón y Poseidón (Neptuno para los romanos), Cronos se devoraba a sus hijos (¡qué barbaridad!, piensa uno) y lo sigue haciendo. Porque Kronos era el tiempo, quiero decir El tiempo y no conozco algo que haya sobrevivido al tiempo, todos somos hijos del tiempo y nadie ni nada puede escapar a las fauces de Cronos, de su nombre derivan: cronometro, cronograma, cronología y los demás cronitos.
Ya dijimos algo de cómo tomaban los griegos la religión, para los romanos todo era un poco distinto, pero lo veremos en otro momento. Voy a apuntar a algunas cosas curiosas, o que a mi me gusta resaltar.
Dionisio era el Baco de los romanos, dios del vino, su fiesta en Roma era la bacanal y en honor a sus festejos se deriva el sinónimo de fiesta orgiástica.
Parece que las chicas se comían unos hongos, aspiraban laurel, se tomaban unos vinos, salían al campo como locas y si te agarraban te destrozaban, esto no es una metáfora de connotaciones sexuales del tipo “matame mamita”, te destrozaban literalmente. Cazaban animales a mano limpia y parte del rito consistía en matar a un toro a mordiscones y beber su sangre (no, no estoy jodiendo, mataban un toro con los dientes y las uñas). La imagen de las salvajes e incontenibles bacantes (versión latina de las ménades) con sus túnicas blancas y las bocas chorreando sangre, sirvieron a la leyenda del vampiro, y si no están de acuerdo, piensen en las amantes de Drácula...
Los mitos relacionados con la muerte son más interesantes y complejos que los judeocristianos a los que estamos acostumbrados.
Las Parcas eran 3 hermanas vestidas de blanco Cloto hilaba la existencia de los mortales, Láquesis medía el hilo de la vida con una regla y Atropo lo cortaba cuando llegaba el momento exacto, no importaban las circunstancias, ni antes ni después, Atropo nunca fallaba.
No hay unanimidad sobre la geografía del hades, pero trataremos de unificar versiones y seguir en todo lo que tiene que ver con mitos a Robert Graves.
La morada de los muertos griegos era más “borgeana”, básicamente lugares agradables o espantosos donde pasar la eternidad.
En el inframundo hay 2 regiones principales: Los Campos Elíseos, modestamente parecidos a nuestro Edén de Adán y Eva, donde van las almas de los justos, los buenos, los valientes, los piadosos y estaba Tártaro, a veces también llamado Erebo, aunque Erebo era más bien el aire o las tinieblas de las regiones infernales. Tártaro era la versión griega del infierno, con lava ardiente, llamaradas, gases pestilentes y toda la clase de desastres ecológicos que un volcán pueda inspirar (pero sin demonios ni torturas eternas), justamente ubicaban en la cercanía de volcanes activos las entradas al infierno. Las entradas se unían en un camino vigilado por el gigantesco perro Cerbero (el can-cerbero) de 3 o 9 cabezas según la versión.
Quienes deciden a donde va cada alma son 3 reyes sabios (y muy muertos).
Las almas de los héroes que no habían hecho mérito suficiente para ser salvadas o condenadas esperaban una apelación a la corte deambulando por el Campo de Asfodelos una especie de limbo, donde los espíritus comunes se hallaban convertidos en murciélagos Solo una libación de sangre en el mundo de los vivos devolvía a estos desgraciados, provisoriamente, su humanidad (¿más contribuciones vampirescas?).
Además del río mencionado, en el hades, dominio de Hades (que quiere decir invisible) hay más ríos o lagunas, estaba el Cocito (río de los lamentos), el Aqueronte (río de la pena), el Flegeonte (río de fuego), el Lete (del olvido).
La pitia era siempre una virgen vestida de novia ya que era novia de Apolo y se suponía que junto con la virginidad perdía el don de la profecía. Parece que había una vez una pitonisa que estaba buenísima, un consultante se puso como loco y se le abalanzó ahí nomás, a partir de entonces, eligieron pitonisas de más de 50 años, que además debían ser personajes muy especiales para mantenerse virgen a los 50...
Bueno resulta que “los vapores de la profecía” eran una mezcla de gases tóxicos que surgían por grietas en el suelo volcánico y algunos yuyos que quemaban y que incluían incienso, laurel silvestre y hachis. Vos entrabas y encontrabas a la profetiza fumándose un brasero y te decía “Uhh, vieja.. todo bien…¿querés una seca?..”no problem”...que flash…¿tenés una moneda. fierita?”. La profecía era siempre en un lenguaje vago que podía interpretarse de muchas maneras (también, en el estado en que se encontraba la sacerdotisa…), por lo tanto existía una burocracia sacerdotal encargada de interpretar el augurio. Por ej. un rey griego va a enfrentar a los persas y pregunta cómo le va a ir, el oráculo responde “si te enfrentas a Darío un imperio caerá” es obvio que el oráculo no tenía manera de equivocase, el tipo lo interpretó favorablemente y perdió, pero el oráculo acertó (como siempre).
Toda la historia, la mitología y el arte griego están llenos de consultas en Delfos. Uno tiende a creer que era solo una superstición más, sin embargo la actividad del oráculo se extendió por más de1000 años y ningún sistema dura tanto si se equivoca seguido.
Mis personajes favoritos de la mitología son Heracles (Hércules) y Némesis.
Némesis (“la ley debida”) en cambio es bastante misteriosa, para hacerme una idea de lo que representaba tuve que rebuscar entre muchos libros, incluyendo la Enciclopaedia Britannica , la Espasa Calpe y uno de los 5 tomos de una enciclopedia francesa de mitología.
Nieta del Caos, hija del Océano (su padre según algunos fue el Erebo) y de la Noche, noche es Nox en latín, del griego Nyx, “la de las alas negras”, Hesíodo dijo que hasta el propio Zeus sentía por ella un temor reverencial y esta cita se repite en todas las enciclopedias.
Como nacida del océano era en parte Afrodita (ambas fueron la misma diosa de la-muerte-en-vida) y conservaba su belleza. A esta Afrodita, según Robert Graves, se la conoce como “La mayor de las Parcas”, ”La de las tumbas”, “La matadora de hombres”, “La oscura”, Melenis (“La Negra”).
También se la catalogaba como hermana de las Erinias (las Furias, deidades del odio y la venganza), aunque los hermanos de Némesis eran el engaño, el olvido, la muerte, el destino, el dolor, también lo eran los sueños y los ensueños, la fortuna y el aire (entre los que recuerdo).
A Némesis se la llama la dispendiadora, en el sentido de repartidora, es la justicia distributiva, que no permitirá que nadie sea totalmente dichoso ni completamente desgraciado, que nos recuerda que no conviene vanagloriarse de la riqueza ni despreciar lo poco que nos guarda la pobreza. Y que cuando la Fortuna (la hermana pelotuda) nos sonríe, es también nuestra obligación agradecer a los dioses y ayudar a los pobres.
A esta altura la diosa empuñaba un arco, llevaba un carcaj y montaba un carro tirado por 4 grifos (seres con la parte superior de águila y la inferior de león). Nadie, ni los dioses para los que trabajaba podían escapar a sus flechas.
Me parece que a veces a los cristianos nos falta una Némesis en que creer...
Un poco de militaria
No se puede terminar con los griegos sin hacer una mención a la guerra. Grecia no existía como unidad política o geográfica, estaba formada por una serie de ciudades-Estado que celebraban pactos y se unían para enfrentar a un enemigo común o para guerrear entre ellas.
El gran rival fue siempre el Imperio Persa. Los persas y posteriormente los parthos en la época romana fueron buenos guerreros (Persia y Parthia ocupaban el actual Irán).
Las coaliciones griegas siempre se enfrentaron a su gran enemigo en inferioridad numérica, ganaron y perdieron batallas y aunque los persas ocuparan las ciudades griegas de Asia Menor y en una ocasión incendiaran Atenas nunca pudieron tomar el Peloponeso, en cambio Alejandro Magno no solo tomó Persia y se hizo nombrar rey, también se coronó en Egipto. En Asia llegó hasta el norte de la India y si no hubiera muerto a los 33 años, se hubiera dirigido a las galias.
De las ciudades griegas hay una militarmente legendaria: Esparta, en el Sur, en Lacedemonia o Laconia. Todavía hoy se dice lacónico a alguien de pocas palabras y se habla de costumbres espartanas para resaltar lo austero de un modo de vida o lo frugal de una comida. Pero los espartanos eran mucho más que eso, eran fanáticos del entrenamiento, la perfección, la valentía, el honor y el desprecio a todo lo que consideraban debilidad; eran hijos de una sociedad rígida hasta la crueldad, una sociedad demasiado rígida no puede sobrevivir y efectivamente para la época de
¿300 contra 100.000? dice uno, no solo es un suicidio, es una locura, pero esto merece algunas explicaciones.
Había un motivo político: era una época de fiesta religiosa y el equivalente al congreso lacedemonio no podía movilizar tropas en feriado religioso. El prestigio de los espartanos era tan grande que el solo conocimiento de iban a participar de la campaña llevaría a otras ciudades a apoyar la coalición, así Tebas mandó enseguida 400 hombres y otra ciudad que no recuerdo 700.
El otro factor era el carácter espartano cuando un soldado marchaba a la guerra el familiar femenino más cercano le decía “Con tu escudo o sobre tu escudo” esto hacía referencia a que un soldado que se rendía entregaba las armas, uno que huía las dejaba caer y uno que moría era traído acostado sobre el escudo. La frase equivalía entonces a “volvé vencedor o finado”, al partir, el guerrero se consideraba muerto y su mujer se vestía de luto hasta que volvía. En el ánimo del combatiente, esto funcionaba así. Ya estoy muerto, por lo tanto no pueden matarme, solo me queda ser valiente para ir a los Campos Elíseos, en lenguaje barrabrava un troyano diría “vengan p____ que me los llevo conmigo” Lo que pasaba es que casi siempre ganaban, pero una misión suicida les aseguraba la eternidad. Así que Leonidas arregló sus asuntos, hizo el testamento y marcho a cumplir la promesa que había hecho a los atenienses.
Como dije el desfiladero era muy estrecho, así que no importaba que fueran cien mil o un millón, solo unos pocos podían enfrentarse cada vez. Así que los griegos siendo los pocos que eran podían darse el lujo de tener una unidad combatiendo, una en reserva y una tercera parte descansando, mientras los persas mandaron su infantería liviana a chocar contra una pared. Los espartanos eran hoplitas que, como lo sabe cualquiera que haya jugado al Age of Empires, era infantería pesada, es decir con coraza, escudo, protecciones en piernas y brazos, casco, lanza larga y en la cintura espada corta (no estoy seguro de si, además, no llevaban una daga). La infantería ligera persa no tenía más protección que un escudo de mimbre y una espada. El primer día fue una masacre y los arqueros no resultaban muy útiles ante una tropa disciplinada que sabia como defenderse. Me parece que fue Pausanias quien contó la siguiente anécdota, un auxiliar griego le comentó (asustado) a un espartano que los persas eran tantos que si todos lanzaban sus flechas al mismo tiempo taparían al sol, el lacedemonio contestó “mejor, así combatiremos a la sombra” (auque he leído por allí la amenaza puesta en boca de un emisario persa). No importa si la historia es verdad, deja claro el modo en que los demás griegos (y los enemigos) veían a los espartanos.
Al segundo día el rey Jerjes lanzó a su tropa de elite “Los 10.000 inmortales”, bien armados y entrenados, causaron daño, pero fueron rechazados. Creo que fue al anochecer del 3ª día, cuando e Jerjes le salía humo de las orejas, que se presentó un traidor que le vendió a los persas el conocimiento de un camino a través de las montañas que desembocaba a espaldas de los griegos. Enterados de que venían, los griegos mandaron a los auxiliares a demorar lo inevitable y les dieron a los no espartanos la posibilidad de retirarse, la mayoría eligió quedarse.
Por supuesto los mataron a todos, esto es Historia no hay lugar para finales felices ni milagros, o tal vez, el milagro sea que un puñado de valientes, dispuestos a morir y bien preparados aguantaron 3 o 4 días peleando en desventaja de 100 a 1.
Jerjes debe haber cortado la cabeza de Leonidas, de acuerdo a las costumbres de la época, para usarla como trofeo y entrar luego a una Atenas vacía. El tiempo ganado permitió a los atenienses no solo evacuar la ciudad, sino mover la flota y aplastar a los persas en Salamina. Luego el ejército bajo dirección espartana derrotó a Jerjes en Platea.
Ah, los persas perdieron 20000 hombres en Termópilas
Quien tenga la suerte de ir a Grecia encontrará allí un monumento a los 300 espartanos.
Poco de esto parece ser cierto, la distancia de Maratón hasta el Partenón es de 48 Km. las 26 millas del maratón actual es la distancia entre los dos puntos de Londres donde se disputo la carrera de los primeros Juegos Olímpicos modernos en 1890. Los griegos actuales, ni lerdos ni perezosos, cambiaron lo que tenían que cambiar en los juegos del 2004 para que la distancia coincida con la reglamentaria.
Ninguna fuente original menciona la muerte de Philipides, la que, por otra parte hubiera sido muy extraña, ya que el muchacho no era un infante común y corriente, sino un correo del ejército, bien descansado, bien alimentado y muy bien entrenado, lo más parecido a un atleta profesional que podía encontrarse en aquella época ( y que competían en los juegos). Hay un dato que podría dar credibilidad al agotamiento y es que el mensajero venía de correr 140 Km. en 3 días (de Atenas a Esparta, de Esparta a Maratón y de Maratón a Atenas), pero, como ya dije no se menciona el óbito de Felipillo.
Allá por 300 y pico AC Atenas estaba en decadencia y el liderazgo del mundo griego lo ejercía Macedonia, en el Norte, desde que el rey Filipo II había unificado la península bajo su capacidad, su diplomacia y sus falanges de hoplitas. Su hijo Alejandro hereda esta situación… pero no nos vamos a poner a contar la historia de Alejandro Magno, porque para eso están los 3 tomos de Valerio Massimo Manfredi o de Mary Renaud (les recomiendo de ella, Juegos Funerarios, que cuenta lo que pasó con el imperio después de la muerte de Alejandro). Solo contaré una anécdota: los griegos habían desembarcado en Asia Menor y se dirigían al Sinaí, pasando por Medio Oriente para llegar a Egipto bordeando la costa del Mediterráneo. En Fenicia estaba el puerto de Tiro, los fenicios despreciaban a los invasores europeos y estaban siempre dispuestos a hacer negocio con los persas. Pero Tiro era una isla a 150 m. de la costa, Alejandro no tenía barcos, las armas de asedio no servían a esa distancia y los tirios le hacían burla desde la muralla. Ud. es Alejandro y no puede dejar un baluarte hostil a retaguardia amenazando sus líneas de abastecimiento ¿cómo lo hubiera solucionado?.
¿sabe lo que hizo Alejandro?
Mandó a rellenar el mar, hizo construir un par de terraplenes, le puso sitio a la ciudad y cuando la tomó ordenó pasar a cuchillo a todos los habitantes. Esta crueldad era rara en Alejandro y bastante común en la historia argentina (ver como se reprimieron las insurrecciones desde el fusilamiento de Dorrego en adelante). El joven rey usó la sangre fenicia para poner el ejemplo y de ahí en adelante muy pocas ciudades ofrecieron resistencia.
Hoy Tiro es una península en la costa del Líbano.
Al final de esta modesta reseña, uno puede pensar: bueno, pero no nos queda nada de aquellos lejanos griegos en esta sociedad moderna, a ver... las ciencias están llenas de términos griegos, el idioma castellano recoge miles de vocablos, allí están todos los que empiezan con poli, meta, filo, aer, agro, acro, ana, andro, antropo, anti, filo, bio, cata, ciclo, dia, en, epi, geo, hemi, hipo, iso, pro, zoo; los que terminan con algia, ismo, ista, cracia, isis, itis, terio, grafía, etc, etc, etc.
Tampoco saben los de la pizzería Sol di Napoli que Napoli o Nápoles (en español) viene de Nea Polis, Ciudad Nueva, tal como la bautizaron sus fundadores, unos griegos poco imaginativos.
Los que vivimos en Buenos Aires tenemos las facultades de ingeniería, ciencias económicas y derecho como grandes templos griegos al igual que la mismísima catedral, pero en todo el país está el logo y los frentes del Banco Nación.
Friné le ha dado nombre a un instituto de estética corporal, tratamientos de belleza, etc. (bien! por los dueños)
Y… parece que algunas cosas han perdurado, por suerte no han llegado hasta nosotros algunas supersticiones, como consultar a un adivino para conocer el futuro ¿no?.
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